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ronalsuarez

Luz desde el Caribe

Buenas noticias para los que en el mundo esperan por un orden más justo: la creación de Petrocaribe en la República Bolivariana de Venezuela, con la presencia de jefes de estado del área, incluido el presidente cubano Fidel Castro.
Que hoy, auspiciado por el presidente Chávez se den pasos concretos en la integración de paises de escasos recursos, de lo cual se beneficiarán sus pueblos, es alentador y la confirmación de que otras vías son posibles, ante la voracidad con que el mundo industrializado trata a los subdesarrollados.
La posibilidad de recibir combustible a más bajo precio, cuando los hidrocarburos se vuelven inalcanzables para los pobres, mientras el despilfarro de las sociedades de consumo amenaza con agotar las fuentes de suministro, es sin duda un alivio para la región.
Mi saludo a esta iniciativa.

Devolver la vista a 100 000 latinoamericanos

Los presidentes de Cuba y Venezuela,acaban de anunciar su decisión de asumir el costo de un operativo para devolverle la vista a 100 000 latinoamericanos, mediante su traslado a La Habana donde serán sometidos a intervenciones quirúrgicas.
El plan ya fue experimentado con todo éxito en lo que se denominó "operación milagro",que benefició a decenas de miles de venezolanos, algunos de los cuales llevaban más de 20 años ciegos.
La buena noticia es fruto directo de la Alternativa Boliariana para las Américas, un acuerdo de cooperación que facilita la intergración de las economías de ambos paises y que está llamado a extenderse por la América Latina y el Caribe.
Precisamente en estos días se han informado de pasos concretos que contribuyen a aumentar el empleo en Venezuela y a satisfacer necesidades de los cubanos, en un plano de igualdad y desinterés material.
En estos momentos ambos estadistas están reunidos con una amplia representación de luchadores latinoamericanos, que participan en un encuentro contra lo que queda del fracasado Acuerdo de Libre Comercio para las Américas,(ALCA).

Ataque terrorista en Santa Lucía

El mal sueño de Rodovaldo

Por Ronal Suárez

En la madrugada del 19 de agosto de 1963 Rodovaldo Rivera tuvo un mal sueño, y el despertar no pudo ser peor: desde su humilde vivienda, situada a unos cuatro kilómetros del pueblo de Santa Lucía, podían escucharse perfectamente las detonaciones producidas por proyectiles de artillería y armas ligeras.
No lo pensó dos veces, se tiró de la cama y corrió hasta la cercana casa de su hermano Andrés, ambos tomaron el primer caballo que encontraron a mano y cabalgaron por el enfangado camino directamente hasta la planta eléctrica, desde donde les llegaba el ruido de los disparos.
Hoy, a poco más de 41 años del criminal atentado terrorista fraguado y ejecutado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, los Rivera develan detalles de aquella acción con que se pretendió dejar sin electricidad a todo el territorio y, sobre todo, paralizar el proceso productivo de la Mina de Matahambre.
“Al llegar nos dividimos las funciones; Rodovaldo se dedicó a tratar de contener la fuga de combustible que brotaba de los agujereados tanques, y yo me ocupé de preparar la defensa. Los tiros habían cesado, pero no se sabía lo que podría ocurrir. Las únicas armas con que contábamos era una carabina San Cristóbal y una subametralladora, que se utilizaban en la guardia, pero entre las dos no poseían más de 20 balas”, expresa Andrés.
Recuerda que ya había situado a los dos milicianos en posiciones estratégicas, cuando otra ráfaga de ametralladora proveniente del mar los obligó a protegerse en un declive del terreno.
“Yo les pedí a los compañeros del taller que me hicieran unos tarugos de madera con los cuales fui taponando los orificios de los tanques donde se almacenaba el petróleo; en poco rato lo logramos, y aunque se perdieron más de 12 000 galones, evitamos daños mayores; imagínese, uno solo de esos depósitos tenía capacidad para más de 475 000 galones”, dice Rodovaldo
LOS HECHOS
Los agresores llegaron en una balsa con motor fuera de borda, por un canal abierto entre el manglar que servía para refrescar el vapor emanado de la planta. A escasa distancia de la cerca perimetral, en una especie de islote de tierra firme separado por no más de 50 metros de la instalación fabril, emplazaron su poderoso armamento: bazooka, ametralladoras y fusiles automáticos.
Hasta la entrada del canal habían viajado a bordo de una lancha rápida, desprendida a su vez de un barco madre artillado, que se había quedado a cuatro o cinco millas de la costa. Desde la nave comenzó el bombardeo al pueblo, que milagrosamente no causó víctimas, pues los proyectiles pasaban por encima y estallaban en una zona despoblada.
Los momentos de confusión fueron aprovechados por el team infiltrado para desatar una lluvia de plomo sobre la termoeléctrica, que a esa hora era operada por sólo cuatro trabajadores, además del que cubría la guardia.
También averiaron la tubería que conducía el ácido sulfúrico de la planta de Sulfometales hasta el embarcadero.
“Pudieron haber ocasionado una masacre, pues si el combustible se incendia y estallan los tanques, además de acabar con la fábrica hubiera puesto en peligro a todas las familias que vivían en esa parte del pueblo”, continúa Andrés.
También considera que si el bazucaso que impactó en la escalera y la destruyó hubiera dado 40 ó 50 centímetros más arriba, en el cuadro eléctrico, seguramente mataría a los dos operarios y paralizaría la industria.
DISPUESTOS A ENFRENTAR AL ENEMIGO
A pesar del inminente peligro, el pueblo no se amilanó, los hermanos Rivera recuerdan que casi todos los trabajadores de la planta se presentaron de inmediato en el lugar y, aunque desarmados, se dispusieron a enfrentar al agresor.
Un combatiente ya fallecido que residía a aproximadamente a 250 metros, salió corriendo de su casa hasta la de un sargento del Ejército Rebelde. Este último no estaba allí, pero sí su fusil M-52 dotado de 100 tiros. Lo tomó y llegó hasta el fondo de la planta, desde donde entabló desigual duelo con los atacantes. Como tuvo que refugiarse en una zanja por donde ya en ese momento corría el petróleo derramado, acabó empapado del viscoso líquido.
Otro que estaba de guardia en el embudo donde se volteaba el cobre proveniente de la mina, también les disparó y recibió como respuesta una intensa ráfaga, pero ello bastó para que el enemigo emprendiera la retirada. “Habían colocado previamente una hilera de boyas lumínicas al centro del canal, que les servía para orientarse” especifica Rodovaldo, y agrega:
“En el lugar donde estaban apostados, dejaron una ametralladora Browning, una bazooka, un puñal, una cantimplora y un cargador de fusil M-1. A la salida del canal, lugar en el que se supone abordaron la lancha rápida, se encontró la balsa inutilizada y otra ametralladora”.
NO FUE EL ÚNICO
Los Rivera recuerdan que esta no fue la única vez en que desde territorio estadounidense se atentó contra la Mina de Matahambre, y destacan el sabotaje que llevaron a cabo agentes de la CIA, consistente en la colocación de cargas explosivas en el funicular que trasladaba mineral hasta el embarcadero.
“Estaban situadas de tal manera que estallarían simultáneamente, una al llegar al embudo donde se volcaba el cobre, y otra en el concentrador. Los que allí laboraban hubieran sido seguras víctimas fatales. Por suerte, el trabajador que se encontraba junto al embudo vio la bomba adosada a uno de los carritos y dio la alarma, lo que permitió detener el funicular unos metros antes de que llegara al punto escogido para la explosión”.
Los ejecutores de tan criminal hecho fueron capturados poco después en Malas Aguas, por campesinos del lugar. En cambio los autores intelectuales han seguido fraguando, desde territorio norteamericano, todo tipo de agresión contra nuestro pueblo, tal como ha denunciado en estos días el Comandante en Jefe Fidel Castro.
¡Ah¡, olvidaba terminar de contarles sobre la pesadilla de Rodovaldo. Según él, al despertar muy agitado, le comentó a la esposa: “estaba soñando que nos atacaban”, a lo que su compañera expresó, pues no es que lo soñaras, sino que nos están atacando de verdad”.

Otra vez la canallada en la CDH

Otra vez se impusieron el chantaje, el oportunismo y la hipocresía en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, para que un país como los Estados Unidos, con una política internacional en crisis a causa de los desmanes que comete en el mundo, lograra la condena de Cuba.
De nada valieron las firmas de más de 4 000 prestigiosas personalidades que clamaban por que no se consumara la injusticia de estigmatizar a nuestro país, cuyos logros en materia de buscar lo mejor para su pueblo y compartirlo solidariamente con otros, son ampliamente conocidos.
Con la complicidad de la Unión Europea que copatrocinó y votó en bloque, demostrando que es incapaz de articular una política propia con respecto al pueblo cubano, el imperio logró 21 votos a favor de su engendro, contra 17 que se opusieron y 15 abstenciones.
Como diera a conocer nuestro canciller en la conferencia de prensa ofrecida al mediodía de ayer, el gobierno del emperador acudió a todo tipo de presiones sobre naciones cuya dependencia económica de la mayor potencia económica de estos tiempos es total.
No obstante, fue incapaz de evitar que 32 de los 53 países representados en la Comisión no se plegaran a sus designios,
y que hubieran voces dignas que se alzaran para hacer prevalecer la verdad sobre la mentira.
Realmente, es lamentable que una dependencia de Naciones Unidas que pudiera desempeñar un rol constructivo para el mejoramiento de los derechos humanos en el mundo, se haya convertido en simple instrumento para las vendettas políticas de los poderosos.
La humanidad está plagada de problemas como el analfabetismo, la insalubridad, la marginación social, la droga, el SIDA, la delincuencia, las guerras de agresión, el hambre, la contaminación ambiental , la injusticia y otras que bien valdría la pena analizar y poner en el banquillo de los acusados, en lugar de hacerlo con un país que tiene como único defecto su posición inclaudicable.
Como se ha explicado por nuestros representantes, el rechazo de Cuba a esas componendas es un problema de principio. No aceptamos ser enjuiciados por nadie, por tenue que pueda parecer el documento aprobado. El solo hecho de asistir cada año a ese espectáculo circense, es inadmisible.
Por los verdaderos derechos humanos seguiremos luchando, no con promesas sino con hechos, como lo demuestran más de 45 años de bregar revolucionario por la conquista de toda la justicia.